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Un año más desde aquel 23 de frebrero

Hoy 23 de Febrero se produce un nuevo aniversario del Golpe de Estado de 1981, ocurrido durante la segunda votación de investidura de Calvo Sotelo. No fue en absoluto un triunfo de la democracia, en una sociedad adormecida y atemorizada por 40 años de dictadura y represión. De ese día, pocas incógnitas quedan por resolver, más allá del siempre controvertido papel que se le atribuye al CESID, y en especial a su sección de operaciones especiales, la AOME, de la cual el Comandante Cortina era su jefe. Si hay una incógnita a día de hoy segura, esa es la desaparición de las cintas con las grabaciones de las conversaciones telefónicas mantenidas desde el Congreso de los Diputados en la noche del 23F a través de teléfonos pinchados por orden del Gobierno Provisional dirigido por el que fuera Director General de Seguridad, Francisco Laína, y que contienen nada más y nada menos, que 92 horas de grabaciones.

Los meses que precedieron al Golpe, es decir, el contexto en el que se desarrolla, fueron de auténtico clima favorable al mismo, con una situación económica catastrófica, con el terrorismo haciendo estragos, con la descentralización del Estado central que se estaba llevando a cabo, y también por la incapacidad del Gobierno de Suárez durante buena parte de los meses de 1980.

En esta situación no había día que no amaneciese con titulares de prensa o artículos de opinión acerca de un Golpe de bisturí o la denominada “Operación De Gaulle” que llevase a un militar a la presidencia del Gobierno.

Existen por lo tanto en esta ante sala dos operaciones, la primera política, y la segunda la militar. Las primeras son el contexto que propician las segundas y dan coartadas a los golpistas, los cuales en realidad dan tres golpes, el de los Generales o el de Milans, el de Tejero, y el de la ya mencionada “Operación De Gaulle”, o lo que es lo mismo, el de Armada. Primero confluyen el de Milans y Tejero, a través del General Iniesta y de García Carrés, y posteriormente lo hacen con el de Armada. Estando así las cosas, el propio Milans convoca una reunión el 18 de enero en casa de Cortina a la que no asiste, y en la que se propone dejar la dirección de la operación en las manos de Armada. Todos los allí presentes, incluido Tejero, aceptan retrasar los planes para poder sustituir a Suárez sin necesidad de una operación militar, pero será precisamente la dimisión de este último, la que desencadena el Golpe. Habrá una última reunión entre Cortina, Milans y Armada, el 21 de enero, sin que Tejero asista ni se entere.

Todo ello en un contexto de una democracia recién creada en la que se pierden en exceso las formas por parte de casi todos en buscar a cualquier precio la salida de Suárez del Gobierno, el cual sufre en esos meses un acoso y derribo inaudito.

Lo sufre de su propio partido, el cual es incapaz de controlar, donde los grupos ideológicos son múltiples y donde afloran celos y rivalidades de toda índole , sobre todo a partir de Marzo de 1980 tras las derrotas autonómicas de Euskadi, Cataluña y Andalucía.

La sufre también de los periodistas, tanto de Extrema Derecha (Alcazar) como de los democráticos ABC o Diario 16. La sufre también por parte de los empresarios, cuyo apoyo inicial desaparece y pasa a la Alianza Popular de Fraga. En la noche del 23F la CEOE solo rechazará el Golpe a las 2 de la madrugada y por presiones del presidente en funciones, Francisco Laína.

También la Iglesia participa en el “acoso y derribo” después de que un Suárez católico, acordase con Tarancón una ley del divorcio mínima, pero tras varios meses estancado el proyecto en el Congreso, es asumido por los socialdemócratas de UCD que consiguen sacar adelante una ley más permisiva que la inicialmente prevista. Es entonces cuando Tarancón rompe relaciones y la Conferencia Episcopal traslada su apoyo a Fraga, mientras conspira a la vez con el sector democristiano de UCD. La noche del 23F, estando reunida la Asamblea de la Conferencia Episcopal para elegir al sucesor de Tarancón, esta se disuelve sin pronunciamiento alguno.

En lo que respecta al PSOE, el único partido del momento que sus dirigentes podían decir que habían sido siempre demócratas, contaban con el handicap de no haber ejercido el poder nunca. Tras una política de acuerdos con la UCD entre 1977-79, atribuirán la derrota electoral de 1979 a la última intervención televisada de Suárez, en la que acusaba al PSOE de radicalismo marxista, cuando en la práctica era ya un partido socialdemócrata, pero la jugada le sale bien al entonces Presidente del Gobierno. Desde entonces, la cúpula del partido caerá con todo sobre Suárez, con cierto ansia de poder, y con la presentación de una moción de censura en mayo de 1980, que aunque no sale adelante, supone todo un éxito propagandístico para el partido, sirviendo para mostrar a un Felipe González con liderazgo preparado para gobernar, frente a un Suárez en sus horas más bajas y en plena decadencia política. Es en esos momentos cuando empiezan a barajar la posibilidad de un Gobierno de concentración, y así se lo hace saber Felipe a Sabino en una reunión entre ambos. Pero antes de esa reunión entre Felipe y Sabino, Múgica, Presidente de la Comisión de Defensa en esos momentos, se reúne con Armada el 22 de octubre en Lleida, donde este estaba destinado al ser Gobernador Civil. A dicha reunión asisten además, el Alcalde de Lleida, Antoni Siurana (que es además el propietario del piso donde almuerzan) y el lider en aquel momento del PSC, Joan Reventós. En ella se habla de la situación catastrófica del país, además de la posibilidad de un Gobierno de concentración presidido por un militar, el propio Armada. Concluye sin compromiso, pero Múgica elabora un informe que es presentado ante la ejecutiva federal. Se empieza a barajar entonces la necesidad de una nueva moción de censura entre PSOE y diputados de la UCD, que no se llega a producir por la dimisión de Suárez. Por otra parte, en ningún momento se puede considerar que conspirasen a favor del Golpe.

El PCE, o en especial Carrillo, no contribuyeron en este acoso, si lo hizo en cambio Tamames y el sector del partido que liderabas. Mientras EEUU, irritado por el aplazamiento de entrada en la OTAN y por las simpatías de Suárez con el no alineamiento, así como sus encuentros con Castro o Arafat, estaba también deseoso por quitarlo del medio. Conviene no olvidarnos además, de que el embajador en España en aquel momento era Terence Todman, un ultraderechista que ya había apoyado y contribuido al establecimiento de dictaduras militares por toda Sudamérica, además, durante los meses de enero y febrero, los buques de la VI Flota en el Mediterraneo, son colocados frente a las costas españolas. Pues bien, durante los meses previos al al 23F, la embajada americana supo de primera mano todos los rumores e informaciones que circulaban por Madrid en aquellas fechas. Tras recabar información de la CIA, las bases americanas en España estuvieron en estado de alerta desde el 20 de Febrero. La noche del 23, el Secretario de Estado norteamericano declararía que se trataba de un asunto “interno”, pero entre una y dos horas antes de eso, Terence Todman abandonaba la embajada con dirección al Palacio de la Zarzuela, lo más seguro que a recabar información. Finalmente Reagan, sería uno de los últimos líderes occidentales en telefonear al Rey a las 17:35h para felicitarle por el desenlace.

Respecto al siempre polémico papel del Rey, lo más seguro es que desconociese el Golpe, que no el rumor del mismo que recorría España desde hacía meses, pero de estar involucrado el Golpe hubiese triunfado, así de sencillo, aunque luego le hubiese costado el trono como a Alfonso XIII. Esto tampoco quiere decir que fuera un demócrata, ni mucho menos, su fin era preservar la Corona, y en ese momento el medio fue apostar por la democracia. Ahora bien, en los meses precedentes, un Rey que no había asimilado en ningún momento el papel que le otorgaba la Constitución, siguió metiéndose en política, desacreditando en muchas ocasiones a Suárez a la vez que le buscaba sustituto y en especial, buscando la alternancia de los partidos que conllevase la estabilidad política y por lo tanto, el asentamiento de la monarquía . Además, se acerca nuevamente a Armada, y pasando por encima de Suárez consigue que sea nombrado 2º Jefe del Estado Mayor, trayéndole así de vuelta a Madrid. El 3 de enero de 1981, el Rey y Armada se reúnen en Baqueira, donde el General le informa del clima en las Fuerzas Armadas y de que está buscando soluciones. Juan Carlos supuestamente en ese momento no apoya ninguna solución, es más, ni habla de ellas, pero Armada entiende, o quiere entender, que cuenta con el beneplácito del Rey.

Por último, el CESID, donde varios de sus miembros si participaron y solo uno fue condenado. Participó Cortina, jefe de la AOME, con un papel fundamental, participó su número 2 García Almenta, participó Gómez Iglesias, que mandaba al Grupo 1 de la AOME, condenado por colaborar escoltando a Tejero hasta el Congreso, con el que había estado destinado en la comandancia de San Sebastián. También participó Monge, jefe de la SEA, una unidad secreta dentro de la propia AOME, además de otros dos de sus miembros, Miguel Sales y José Moya, quienes coordinaron la operación de llegada de los autobuses al Congreso de los Diputados. No participó aparentemente Calderón, secretario del CESID, que desde un primer momento se mantuvo junto a la legalidad vigente, aunque esta versión choca con la de Rando y Camacho, quienes destaparon la participación del CESID en el Golpe.

noche-23-F

Así estaban las cosas cuando el 23F a las 18:23 el socialista Nuñez Encabo se disponía a votar, mientras Tejero y sus hombres entraban a tiros en el hemiciclo del Congreso de los Diputados. Casualmente, los únicos tres que no se tiraron al suelo fueron Suárez, Gutierrez Mellado, y Carrillo. Digo lo de casualmente, por que eran prácticamente los dos únicos que no habían conspirado contra Suárez, y porque además eran precisamente los tres mas odiados por los militares. Mantenerse sentados, era un gesto, no solo de dignidad o legitimidad, sino póstumo para la historia, pues bien sabían que de triunfar aquello ellos serían los primeros en ser fusilados, o al menos eso pudieron pensar en aquel instante.

Existen dos o tres hechos fundamentales en el fracaso del Golpe. El primero de ellos es la conversación telefónica que mantienen Sabino y Juste, encargado este último de la Acorazada Brunete. Durante dicha conversación, Sabino se percata de que Armada está involucrado, y es cuando suelta la famosa frase, que no fue literal, de que “ni está, ni se le espera”. Esto hace entender a Juste que Armada miente, o que al menos no dice toda la verdad, y es cuando Juste llama a su superior, Quintana Lacaci, un franquista que ha obedecido al Rey y no se ha sublevado. Por lo tanto esto conlleva algo esencial en el fracaso del Golpe, que la Acorazada Brunete no salga a las calles de Madrid, como bien pretendían Torres Rojas, San Martín y Pardo Zancada, este último más tarde se uniría a Tejero en el Congreso por su cuenta acompañado de un puñado de hombres. La otra consecuencia directa de esta conversación telefónica, es que Sabino evitará entonces que Armada acuda a Zarzuela.

El otro hecho fundamental es cuando Armada se presenta en el Congreso con la famosa lista del Gobierno de Concentración. Tras más de una hora de reunión, Tejero monta en cólera y no le deja pasar. En la lista estaban desde Felipe a Fraga, pasando por Tamames, Múgica, Peces Barba, Anson, Sáenz de Santamaría, etc. Es precisamente durante la hora que están reunidos Armada y Tejero, cuando se emite el mensaje del Rey por televisión, por lo que queda claro así que la retransmisión del mensaje no fue tan fundamental en sí mismo, y que el Rey se opone al golpe antes de que este fracase completamente.

Al mediodía del 24 de febrero, los diputados abandonaron el Congreso. Durante el juicio por el Golpe de Estado, ni se juzgaron a todos los que fueron, ni se investigo lo suficiente. Mientras, cada aniversario de aquel despropósito, nos siguen vendiendo que aquello fue el triunfo de la democracia sobre el acto de un loco con tricornio y cuatro más.