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Escocia opta por más autonomía

'Yes' campaigners holding Scottish Saltire flags gather for a rally in George Square, Glasgow

El pasado jueves, Escocia vivió una jornada histórica con la celebración del Referéndum por la independencia, en el que sus ciudadanos decidieron finalmente permanecer en el Reino Unido. Pero este triunfo del “no” no lo es tanto, pues resulta imposible pasar por alto que esta decisión se ha tomado en un contexto en el que estaba presente aumentar las competencias autonómicas y de autogobierno, no como promesas ilusionantes por parte de Westminster, sino casi como contrapartidas que suponían un mal menor, una concesión casi forzosa en el último instante.

Esa opción, lo que en España se ha bautizado como “tercera vía”, ha sido la realmente vencedora, en una campaña en la que los independentistas fueron mucho más ruidosos, pero en la que se toparon con el ex Primer Ministro, Gordon Brown, cuya campaña por el “no” ha sido inmensa. Y no solo Gordon Brown es uno de los grandes triunfadores, su partido, el laborista, también lo es, por haber sido el principal motor de la campaña unionista, y sobre todo, por haber conseguido que un territorio básico en términos electorales para ellos, permaneciese en el Reino Unido.

Los otros triunfadores de esa histórica noche son el Partido Nacional Escocés (SNP), quienes a pesar de la derrota electoral y la dimisión de Alex Salmond, han conseguido a través del proceso mayor poder político, o lo que es lo mismo, mayores cuotas de autogobierno, competencias y recursos. Por lo que, han ganado perdiendo, y han ganado aunque la pequeña victoria sea insatisfactoria.

Por otra parte, Cameron puede haber parecido el triunfador, con un proceso democrático impecable, pero ahora deberá afrontar la generalización de la “devolution”, o lo que es lo mismo, la descentralización para Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, y la inmediata “devolution plus” para Escocia. Así que está por ver cómo afecta al Primer Ministro y especialmente al Partido Conservador, las posibles desavenencias internas al respecto, sin olvidarnos que el UKIP de Nigel Farage estará al acecho con su particular nacionalismo inglés.
Por último, destacar que las encuestas se volvieron a equivocar, no en el resultado final, pero sí en la diferencia, ocultando casi cinco puntos de margen entre el “no” y el “si”. Por lo tanto, como ya había ocurrido en diferentes procesos de estas características, si existía una mayoría silenciosa que finalmente habló.

Publicado en Asturias24