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Crónica de una muerte anunciada en Cataluña

Artur-Cataluna

Crónica de una muerte anunciada, así, al igual que la novela de García Márquez, podría llamarse lo que está ocurriendo en Cataluña. La muerte, que nadie se alarme, sólo en sentido figurado, y ni siquiera lo es del proceso o desafío soberanista, sino que se trata de una muerte política, la de quien ha enarbolado haciendo suya la bandera de la independencia, el Presidente de la Generalitat, Artur Mas.

El 9 de noviembre habrá urnas, descartado oficialmente el referéndum por la independencia, está por ver si lo serán de una consulta alternativa o de unas elecciones que algunos ya pretenden calificar como plebiscitarias. Mientras sobre la mesa, el Presidente Mas ya ha puesto dos cuestiones, la primera, la consulta alternativa mencionada, a través de la cual el propio gobierno catalán pretende realizar una consulta con las mismas preguntas que el referéndum suspendido por el Tribunal Constitucional, pero esta vez sin carácter oficial ninguno. La segunda, convocar elecciones y concurrir a ellas todos los partidos soberanistas bajo una misma candidatura, y dar así a las elecciones carácter plebiscitario.

En ambas cuestiones Mas parece haberse quedado solo. ERC parece no tragar con la hoja de ruta marcada por el presidente de la Generalitat, y ya tienen la suya propia, que pasa por no ser participes del paripé de una consulta alternativa el 9 de noviembre y no compartir candidatura soberanista única con CIU, sabedores de que el desgaste que tiene el partido en el gobierno a día de hoy es enorme, y que la deriva soberanista de la sociedad catalana es imparable desde que fuese iniciada con la sentencia del Constitucional sobre el Estatuto y continuada por los pasos dados por Mas y el gobierno catalán hacia unos posicionamientos independentistas, que de paso tapasen una nefasta gestión plagada de recortes sociales.

Faltaría saber que opinan en Unió, los socios de Convergencia, quienes se han mantenido habitualmente distantes y callados ante el suicidio político y electoral en el que está embarcada CIU, siendo auténticos cómplices silenciosos. O que opinan en ICV, quienes después de apoyar la consulta, y anteponerla a las políticas de recortes sociales que protagonizaba el gobierno catalán, ven como ahora el pacto por la consulta queda roto.

En definitiva, Mas va camino de su segunda debacle electoral (la primera en 2012 cuando adelantó las elecciones para perder su mayoría absoluta), pero esta vez será la última. Quedará políticamente defenestrado, después de haber pretendido celebrar un referéndum que sabía de antemano que no llegaría a producirse, y tras degradar el propio referéndum a una pantomima, que eso es la consulta alternativa que ahora pretende llevar a cabo, y que en realidad no deja de ser el primer movimiento de una campaña electoral que no ha hecho más que empezar. Mientras, ERC espera tranquila a que el Gobierno de la Generalitat caiga en sus manos.

Publicado en Asturias24