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Iberia sumergida

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A mediados de los años 90, uno de los grupos musicales más importantes en la historia de este país, Héroes del Silencio, lanzaba un sencillo titulado “Iberia sumergida”, dicho tema tenía como temática la corrupción que por aquel entonces salpicaba a los gobiernos de Felipe González. Casi 20 años después, el título de aquella canción, podría servir perfectamente para describir la situación en la que actualmente se encuentra España.

En el día de hoy, la Guardia Civil ha llevado a cabo la denominada Operación Púnica, durante la cual han resultado detenidas 51 personas, entre ellas, Francisco Granados, ex número 2 de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid, Marcos Martínez, Presidente de la Diputación de León por el Partido Popular que había sustituido a la asesinada Isabel Carrasco, y los alcaldes, José María Fraile (PSOE) de Parla y mano derecha de Tomás Gómez, José Carlos Boza (PP), de Valdemoro, Agustín Juárez (PP), de Collado Villalba; David Rodríguez (PP), de Casarrubuelos; Antonio Sánchez Fernández (Unión Demócrata Madrileña), de Serranillos del Valle; y Gonzalo Cubas (PP), de Torrejón de Velasco.

Este no es un caso aislado, ni mucho menos, 51 detenidos de golpe, acusados de defraudar más de 250 millones de euros en Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, sino que se suman a los más recientes protagonizados por elescándalo de las “tarjetas black”, la imputación de Ángel Acebes, o el descubrimiento del fraude del ex-líder SOMA, José Ángel Fernández Villa.

Podría pensarse que una simple regeneración de los partidos, con su oportuno cambio de dirigentes bastaría para erradicar la corrupción de nuestro país, pero eso solo sería autoengañarnos. El sistema político nacido en la transición se haya agotado, con evidencias más que suficientes, donde las reformas que tanto las instituciones, como los partidos políticos o las administración públicas debieron sufrir hace tiempo no llegaron a tener lugar, en vez de eso sufrimos un sistema donde la administración muchas veces se ha convertido en un cortijo, especialmente allí donde un partido permanece mucho tiempo en el poder, donde además los empresarios juegan y se les permite tejer redes con políticos para obtener a cambio un trato de favor que les reporte réditos de todo tipo.

En definitiva, se requiere una ruptura con la situación actual, que permita una mayor democracia interna en los partidos, así como mayor transparencia en la financiación de estos y de las propias instituciones, mayores instrumentos en la lucha contra el fraude y la corrupción, así como una separación real entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, para entonces y de una vez, dejar de vivir en una Iberia sumergida.