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Resaca griega

El domingo asistíamos a la histórica victoria de Syriza, 48 horas después, Tsipras ya ha prometido el cargo y formado gobierno. La victoria fue lo suficientemente clara, tanto que rozó la mayoría absoluta quedándose a solo dos escaños, y ese respaldo tenía un mensaje claro: restaurar la soberanía de un país que ha sufrido en sus propias carnes el suicidio de la austeridad más extrema, y que requiere, más que nunca, que se gobierne para la gente y no para los acreedores o la Troika, y dejando atrás de una vez por todas, la humillación a la que ha sido sometida Grecia durante este tiempo.

La noche en la que los griegos recuperaban la esperanza, Tsipras se iba a la cama sabiendo que lo difícil comenzaba al día siguiente. Y así fue, el lunes se anunciaba un acuerdo con los Independientes Griegos (ANEL), partido que se define como derecha nacionalista y cuya ideología está en el polo opuesto a la de Syriza, pero esto es política y la aritmética parlamentaria no dejaba muchas más opciones, por no decir ninguna, ya que tanto PASOK como Nueva Democracia y Amanecer Dorado estaban descartados por motivos más que evidentes, así como el KKE, quien mantiene la esencia del comunismo pro-soviético, y que ya había comunicado la imposibilidad de cualquier coalición con Syriza a los que considera sus máximos rivales, por lo que el acuerdo resultaba imposible. La opción de los liberales de To Potami, quedaba desechada por tratarse de un partido pro-memorándum.

La noticia del pacto corrió como la pólvora, y muchos en España se preguntaron cómo era posible que Syriza pactase con la derecha nacionalista, mientras otros aprovechaban la ocasión para verter ataques sin sentido contra la formación helena, en la que han encontrado la representación de todos los fantasma que les transmite Podemos, incluso desde parte del centro-izquierda español, lo que lo convertía todo en un despropósito.

Puesto en contexto, el pacto entre Syriza y ANEL, no es un pacto entre izquierda y derecha, sino que es un pacto entre griegos contra el enemigo exterior, al igual que el pacto entre CIU y ERC es un pacto entre catalanes contra el Estado español. Además debemos tener en cuenta que la identidad nacional en Grecia, es bastante más fuerte, por ejemplo, que en España, ya que ni la construcción nacional del Estado ha sido la misma, ni su situación geopolítica lo es. Así pues, tenemos un gobierno de coalición entre dos partidos con muchas posturas en desacuerdo, pero una fundamental en la que coinciden: la preocupación por la soberanía nacional y los efectos de la intervención de la Troika y el austericidio.  

Con el pacto de coalición de gobierno, Syriza ha ganado estabilidad, no sin haber hecho determinadas cesiones, especialmente destacable es la renuncia a separar Iglesia-Estado, aunque al menos Tsipras ya se ha convertido en el primer jefe de gobierno en la historia del país que promete su cargo en lugar de jurarlo, cuestión que no es baladí para los griegos. Por otra parte, ANEL se lleva el Ministerio de Defensa, sin influencia en las políticas sociales o económicas, que ocupará su líder, Panos Kamenos, y acepta apoyar la subida del salario mínimo hasta los 750 euros. Queda abierta la posibilidad de que en futuras ocasiones Syriza llegue a acuerdos con otras formaciones, especialmente To Potami, en cuestiones que sean insalvables las diferencias con sus socios de gobierno.

Formado gobierno con diez ministros, siendo estos todos hombres, cuestión esta lamentable e injustificable, se mire como se mire, ahora el objetivo principal pasa por renegociar el pago de la deuda y conseguir unas condiciones que permitan a Grecia crecer, además de aplicar estrictamente el programa de Salónica, cuyas primeras medidas pasan por evitar el desahucio de la primera vivienda, restablecer la paga de navidad para los pensionistas que cobren menos de 700 euros, garantizar el suministro eléctrico para aquellos hogares que no puedan pagarlo, y la ya apuntada de subir el salario mínimo hasta los 750 euros. Otra cuestión fundamental, contemplada en dicho programa, pasa por la lucha contra el fraude y la corrupción, para ello resulta necesario transformar las instituciones y sus usos, cuestión esta que Bruselas y Berlín nunca han tenido en cuenta.

En definitiva, toca esperar expectantes como se desarrolla la gestión del nuevo gobierno, al menos este no nace intoxicado por el sistema. Por su parte, quienes habían gobernado el país desde 1974, PASOK y Nueva Democracia, contemplaran desde la más absoluta irrelevancia política unos, y desde la oposición los otros (pese a que estos solo sufrieron un ligero castigo de dos puntos), como por primera vez desde la segunda guerra mundial, un partido a la izquierda de la órbita tradicional de la socialdemocracia, lidera un gobierno en Europa. Que tomen nota quienes trataron de infundir miedo en la sociedad, porque ante el hartazgo y la indignación, los ciudadanos griegos prefirieron asumir riesgos, que permanecer impasibles.

Artículo publicado en Asturias24.