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Puzzle para formar Gobierno en el inicio del nuevo ciclo político

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Las elecciones generales del 20-D pasarán a la historia, tanto por los resultados como por ser el escenario de un nuevo ciclo político que solamente acaba de comenzar. El Partido Popular ha logrado el triunfo que todas las encuestas pronosticaban, al cosechar 123 escaños y un 28,7% de los votos (más de 7.200.000 de sufragios). El resultado, pese a tener la apariencia de un triunfo (ya que el PP sigue siendo la fuerza más votada), es una derrota. Mariano Rajoy que se lo jugó todo a la supuesta bonanza económica ha perdido 63 diputados respecto a 2011, y ni la suma de Ciudadanos le serviría, ya que ambas se quedarían con 163 escaños, muy lejos de los 176 necesarios para tener mayoría absoluta. Tampoco es viable la mayoría simple en segunda vuelta, ya que se verían superados por los 187 votos del resto de grupos de la Cámara que pueden impedir la elección de Rajoy en la segunda votación. 

El Partido Socialista de Pedro Sánchez logra 90 diputados (20 menos que en 2011) y el 22% de los votos (más de 5.500.000 sufragios). Una campaña floja pese a ser el partido que más propuestas electorales ha hecho, y un escenario donde de los cuatro principales, es el que más complicado lo tiene ya que debe competir con el PP como partido de gobierno, con Podemos por la izquierda y con Ciudadanos por el centro. Ahora bien, se ha evidenciado, como ya se sabía, que la política no es sólo programa electoral o sonreír a la cámara de televisión, sino que también es emoción, y al candidato socialista le ha faltado emocionar.

El PSOE debe afrontar de inmediato los problemas que lleva arrastrando desde 2011. A rasgos generales sólo cuenta ya con un electorado que es conservador, no ideológicamente, sino en cuanto a comportamiento electoral, que se caracteriza a grandes rasgos por ser jubilado, poco formado, rural y obrero. Las grandes transformaciones sociales tienen origen en las grandes ciudades, y ahí el Partido Socialista está lejos de unos resultados aceptables para un partido que pretende ser transformador de la sociedad (para ejemplo valga el resultado en Madrid). Existe una brecha generacional en el voto, en el que el PSOE no logra conectar con los menores de 40 años, pero también existe una brecha territorial para el Partido Socialista que le puede relegar a ser un partido de la periferia del sur, y para muestra solo hace falta ver los resultados electorales por provincias, donde el PSOE sólo se impone en provincias andaluzas y en Badajoz. Y se puede afirmar ya, que quien piense que el modelo de partido andaluz es exportable al resto del territorio español se equivoca.

Podemos ha sido el único triunfador de la noche a nivel estatal, al haber conseguido irrumpir en el Congreso de los Diputados con 69 escaños (incluyendo a las “mareas”) y un 20,6% de los votos (a menos de 1,5 puntos del PSOE), lo que se traduce en más de 5.100.000 sufragios. Podemos ha conseguido revertir la tendencia negativa que tenía antes de la campaña electoral, apelando a la épica de la remontada, que a su vez encaja a la perfección en el discurso de los de abajo-arriba. Pese a que en la batalla por ser la primera fuerza de la izquierda el PSOE ha resistido el envite en un resultado que podía haber sido peor, ya que Podemos no ha logrado ser segundo ni en escaños ni en votos, aunque se ha quedado cerca. Aun así, dado el escenario global del Congreso de los Diputados, Iglesias y los suyos no están obligados a elegir entre dejar gobernar a Rajoy por omisión o investir a Pedro Sánchez, lo cual deja a Podemos en una situación más cómoda de lo esperado siendo terceros.

Por su parte, Ciudadanos logra 40 diputados y un 13,9% de los votos (más de 3.500.000 de votos). El resultado de los de Albert Rivera supone un baño de realidad tras una campaña electoral muy gris y unas encuestas que siempre los han sobrerrepresentado sistemáticamente. A partir de aquí Ciudadanos podrá intentar crecer por el centro-derecha comiéndole terreno al Partido Popular sino quiere ser una simple muleta. De momento queda en un papel secundario, al no ser suficientes sus 40 escaños para decidir la investidura.

Completan el arco parlamentario ERC con 9 diputados (2,4%); Democràcia I Llibertat con 8 escaños (2,2%); PNV con 6 (1,2%); Unidad Popular-Izquierda Unidad con un 3,6% de los votos logra un mal resultado pese a haber realizado una más que excelente campaña alejada de los focos, su resultado final son 2 diputados por Madrid. Completan el Congreso EH Bildu con 2 y Coalición Canaria con 1. 

Nuevas elecciones como escenario posible

La situación en la que queda la política española parece inevitablemente llevar a la convocatoria de nuevas elecciones. El Rey, según la ley, es el encargado de proponer candidato para la sesión de investidura. Felipe VI propondrá a Mariano Rajoy en primer lugar, al ser el candidato del partido más votado para que intente lograr la investidura y formar Gobierno. La única posibilidad que tiene Rajoy de ser de nuevo investido Presidente pasa por la abstención del PSOE en la investidura, ya que incluso la suma PP+C’s, si estos últimos mostrasen un apoyo expreso y no la abstención, no serviría para lograr la mayoría simple al tener el resto en contra (serían 163 votos a favor frente 187 en contra). Que el PSOE se abstenga parece impensable, así pues la opción de que Rajoy logre la investidura resulta inverosímil. Y dado que la suma PP+C’s por si sola no sirve para nada, Ciudadanos optará de inicio por mantener su abstención.

Un pacto “a la portuguesa”, es decir de fuerzas de la izquierda, sólo sería viable si se sumasen a el PSOE+Podemos+IU+3, y que sólo se opusiesen al mismo PP y C’s (quedando así 164 frente a 163). Dada su complejidad, y las consecuencias partidistas que podría acarrear, parece inviable.

El PSOE también podría buscar un pacto con Ciudadanos, pero sólo lograría la investidura si PP o Podemos se abstienen. Además este pacto sería el más frágil al sumar sólo 130 diputados. Otra posibilidad sería que el PSOE lograse en la investidura un gran pacto al que se sumasen Ciudadanos y Podemos juntos, también descartado a día de hoy.

El plazo de dos meses que la ley prevé para conseguir la investidura de un presidente empieza a contar desde la primera sesión de investidura. Si en ese tiempo no hay pactos, el Presidente del Congreso firmará el decreto de disolución de Cortes y convoca nuevas elecciones. En esa situación, Rajoy se vería obligado a ser el candidato de nuevo, pues de lo contrario sería reconocer una derrota antes de competir en las urnas. Por su parte, el liderazgo de Sánchez falta por ver si es cuestionado tras este resultado electoral.

De convocarse nuevas elecciones, podrían coincidir en 2016 elecciones generales anticipadas, catalanas anticipadas, vascas y gallegas. Mientras esperamos a ver qué ocurre, todos los partidos salen contentos de estas elecciones. El PP finge haber ganado, Ferraz finge celebrar algo, Ciudadanos finge ser decisivo, y mientras en Podemos se preparan para asaltar la Moncloa en dos fases siguiendo la estela de Syriza en Grecia. Todo ello en el inicio de un nuevo ciclo político en nuestro país.

Artículo publicado en Asturias24 y Debate21.