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La táctica de Sánchez

Fracasado Mariano Rajoy en su intento de lograr ser investido presidente del Gobierno, y con el reloj ya en marcha hacia unas nuevas elecciones, Pedro Sánchez se dispone a mover ficha en el tablero político. El “No” rotundo a Rajoy por parte del Partido Socialista, y la falta de apoyos en la investidura al actual presidente en funciones, dejan un escenario que apunta de manera rotunda hacia unas terceras elecciones, a falta de lo que Euskadi pueda dictar el 25-S y los nacionalistas vascos necesitar a partir de entonces.

De momento, Sánchez se dispone a buscar los apoyos necesarios para lograr ser presidente de Podemos y Ciudadanos, a los que engloba dentro de “las fuerzas del cambio”. Así, evitaría tener que depender de nacionalistas vascos e independentistas catalanes, léase PNV y ERC.

Mientras, el malestar en buena parte de sectores socialistas es creciente, entre quienes creen que 85 escaños (84 si no se tienen en cuenta al de Nueva Canarias) es insuficiente para formar Gobierno. Dentro de estos están, quienes consideran que una abstención del PSOE a Mariano Rajoy aceleraría los procesos internos pendientes y que facilitaría el relevo de Sánchez al frente de los socialistas. Otra parte, prefiere esperar a las elecciones vascas, y que el PNV le solvente la papeleta a Rajoy, lo cual es mucho aventurar a día de hoy.

Así pues, Pedro Sánchez ha anunciado ya que iniciará contactos con Podemos y Ciudadanos. Los primeros, en una situación más precaria que tras el 20-D, pueden ser proclives a un pacto ahora, no como hace meses, cuando cegados por el sorpasso en unas nuevas elecciones lo desecharon, pero que en estos momentos, evitarían una tercera cita electoral, donde a priori la desmovilización de sus votantes le pasaría seria factura. Además, no sería mala estrategia de los de Iglesias, entregar el Gobierno a Sánchez, que con 85 diputados sería precario y tendría que afrontar los recortes pendientes que España tiene que hacer para satisfacer las exigencias de Bruselas. Sería algo así, como un caramelo envenenado.

Mientras, los de Albert Rivera, tras entregarse en cuerpo y alma a un Rajoy que iba a fracasar, y luego tomar distancia para no parecer una sucursal de los populares, se muestran reacios a cualquier tipo de acuerdo en el que intervenga Podemos, pero también el miedo a unas nuevas elecciones, que les reduzca aun más su grupo parlamentario puede influir de manera notable.

Pedro Sánchez intentará buscar el respaldo de Podemos y Ciudadanos, para en el supuesto de no conseguirlo, que es lo más probable, estos dos partidos queden como los culpables de unas nuevas elecciones por sus vetos mutuos. Unas terceras elecciones que servirían a Sánchez para coger aire en su batalla interna, y en la que de momento no piensa convocar al Comité Federal hasta que hayan transcurrido los contactos con el resto de partidos. Mientras sus críticos, aguardan silenciosamente el momento, ese que dejaron pasar en varias ocasiones, especialmente cuando aplazaron el Congreso que el PSOE debió celebrar hace meses. Por su parte, Iglesias, conocedor de que puede quedar ante la opinión pública como intransigente si mantenía el veto a Ciudadanos, ya lo ha levantado admitiendo que vería con buenos ojos un Gobierno que apoyasen los de Rivera desde el parlamento. Lo que está claro, es que la partida prosigue ante el cansancio de la ciudadanía.