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Moción de censura para unas elecciones

El miércoles pasado, el Gobierno que preside Mariano Rajoy aprobaba en el Congreso de los Diputados los Presupuestos Generales del Estado, con los votos de Ciudadanos PNV, CC y NC. El jueves, solamente un día después, se hacía pública la sentencia por la trama Gürtel. Más allá de las penas de prisión impuestas a Correa, Bárcenas y compañía, dos asuntos tenían especial relevancia en la misma. El primero de ellos, el PP era condenado como partícipe a título lucrativo, es decir, quedaba demostrado que el partido en el Gobierno, se había beneficiado de la corrupción y había tenido contabilidad ‘B’ desde 1989 hasta 2008. Recordemos, en el periodo 2004-08, Rajoy ya era el presidente del PP. Añadía la sentencia, aquí el segundo de los asuntos relevantes, que el testimonio de Rajoy en sede judicial carecía de verosimilitud, o lo que es lo mismo, no le otorgaban credibilidad suficiente.

Ayer viernes, el PSOE, ante el revuelo formado por la sentencia (en la misma semana que Eduardo Zaplana, uno de los símbolos emblemáticos del aznarismo era detenido) y ante una situación política insostenible, decidía presentar una moción de censura con Pedro Sánchez como candidato. Lo hacía a primera hora de la mañana, incluso antes de que se celebrase la reunión extraordinaria de la Comisión Ejecutiva Federal, convocada para las 11 de la mañana del día de ayer.

La imprevisible actual política española, otorgaba a Rajoy el miércoles una estabilidad que tan sólo 48 horas después se ha convertido en una moción de censura que puede provocar su salida de la Moncloa.

La moción de censura, para prosperar, requiere de 176 votos, o lo que es lo mismo, de mayoría absoluta. Para ello, el PSOE necesita el apoyo de Unidos Podemos y sus confluencias, Compromís, PDECat, ERC, EH Bildu y NC. Todos ellos suman 175 escaños, los cuales ya han mostrado su voto favorable sin negociación, conocedores muchos de ellos, de que sería impensable llegar a un acuerdo por parte de los socialistas con los independentistas catalanes o vascos. Pero los 175 son insuficientes, y esta vía vuelve a poner en el centro del escenario al PNV, el mismo PNV que esta semana aprobaba los presupuestos del ejecutivo de Rajoy y que gobierna en Euskadi en coalición con el PSOE.

La otra opción para que la moción de censura prospere pasa por que la apoyen Unidos Podemos y Ciudadanos. Los de Albert Rivera, descolocados por la sucesión de acontecimientos, adoptaron como primera postura la de no afrontar la posible salida de Rajoy de la Moncloa hasta el 11 de junio. Tras la presentación de la moción por parte del PSOE, la decisión que se adoptó fue concebir la moción como un instrumento para la convocatoria de elecciones, en un intento por fijar los marcos de referencia en los que debería producirse el debate público, pese a la inexistencia constitucional de dicha figura.

A la nueva convocatoria electoral sólo será posible llegar si la moción triunfa y el elegido, en este caso Sánchez, convoca elecciones anticipadas, o por el contrario, la moción fracasa y Rajoy llama a las urnas. En ningún caso, puede el actual presidente del Gobierno disolver las Cortes y convocar elecciones, al haber entrado en trámite la moción de censura, tal y como establece el artículo 115.2 de la Constitución Española.

Ante la postura de la formación naranja, el PSOE, en la mañana de hoy, ha optado por no echar un pulso y poner sobre la mesa una propuesta que deje sin excusas a Ciudadanos, pasando ésta por la convocatoria de elecciones tras la moción. El rechazo de Ciudadanos a dar luz verde a la moción de Sánchez sigue vigente, tornándose las exigencias ahora, en que la moción debe ser conjunta y con un candidato «instrumental», por lo que no les vale que sea el líder socialista. Ello responde a la necesidad de Ciudadanos de recuperar la iniciativa política y evitar el protagonismo y liderazgo de los socialistas. Si las elecciones anticipadas para éstos era una postura racional, dadas las actuales expectativas electorales creadas por los sondeos, así como por no permanecer sosteniendo al PP en el Gobierno y tampoco aparecer como cercano a PSOE y Podemos, la actual posición evidencia una intencionalidad clara de torpedear la moción de censura socialista. Su imagen regeneracionista y el riesgo de pecar excesivamente de interesese partidistas le pueden acabar jugando una mala pasada.

De cualquier forma, la moción de censura está en marcha, ha devuelto al PSOE un papel protagonista del que carecía desde hace meses y ha puesto de relieve, tras la sentencia judicial de Gürtel, la inestabilidad política de un PP envuelto en casos de corrupción, y ahora condenado, que no ha sabido regenerarse. Triunfe o no la moción de censura, parece impensable en estos momentos que la legislatura concluya en 2020. Todo hace indicar, que los españoles volveremos a las urnas entre otoño de este año y mayo de 2019, en el que recuerden, también habrá elecciones municipales, autonómicas y europeas.


Artículo publicado en Debate21.es