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Vox: ultraderecha populista

Ya tenemos en España a nuestra ultraderecha populista particular, sin complejos, con orgullo, alejándose de las reminiscencias franquistas que aún permanecen en ellos (los «viva Franco» que se escuchan en sus mitines son un buen ejemplo). Con las elecciones andaluzas del pasado domingo se ha finalizado la excepción ibérica que hacía de España y Portugal los únicos países de nuestro entorno que resistían a la ola reaccionaria que vive Europa. Ya sólo nos queda el país luso.

La irrupción de Vox se enmarca dentro de este auge de los nacionalpopulismos de ultraderecha en todo occidente. Vox es la versión española que nos iguala al resto de Europa. Nos creíamos vacunados por cuarenta años de dictadura y un 15-M que explotaba las esencias de la democracia radical. Nos equivocamos. Vox, como partido de ultraderecha populista defiende elementos ultranacionalistas, una defensa reaccionaria de valores tradicionales, un reforzamiento de las fronteras ante la globalización y defensa de los nacionales frente a los inmigrantes, una explotación de los temores de los ciudadanos ante la incertidumbre y la crisis de expectativas de los tiempos en los que vivimos, una lucha contra el feminismos y los colectivos LGTB, y por supuesto, un discurso en un eje abajo-arriba contra el establishment y la clase dirigente, que va, desde la crítica a la corrupción hasta el despilfarro, pasando por el clientelismo.

Las peculiaridades de España respecto al conflicto catalán y el auge de un sentimiento españolista meramente emocional, han formado, junto a los puntos comunes con el resto de occidente, un escenario propicio para la entrada de Vox en las instituciones. La recentralización, a través de la supresión de las autonomías, se vuelve también central en el discurso de Vox, que sin embargo, abandona el proteccionismo económico, propio de la ultraderecha de otros paises, para abrazar un discurso netamente neoliberal.

Los de Santiago Abascal se han aprovechado en Andalucía del desgaste de un partido que ha venido siendo hegemónico y que ahora se encuentra en declive electoral, sumado a la alta abstención provocada por la desmovilización de las izquierdas, más el clima de la cuestión catalana y la fragmentación de la derecha en tres partidos (cuando ésta desde la unificación bajo el paraguas común del PP nunca antes se había producido), han provocado un clima ideal para el «momento Vox». Asistimos así pues, a una nueva mutación del sistema de partidos, el cual aún está lejos de estabilizarse.

La influencia de Vox en la política española lleva ya meses aflorando, desde que Pablo Casado los marcase, en la campaña de las primarias del PP, como un actor protagonista hacia los que él consideraba que el PP perdía votos. A partir de aquí, visto que el PP, y hasta el momento también Ciudadanos, no tienen intención de crear un cordón sanitario a la ultraderecha, sumado a la derechización de conservadores y liberales, el blanqueamiento de los posicionamientos de Vox, y la influencia que estos tengan en la formación del Gobierno andaluz y de la agenda política, parece que irá en aumento. Para Ciudadanos el coste de ir de la mano de PP y Vox en la investidura andaluza y propiciar el cambio en el Gobierno, es menor que pactar con el PSOE, entre otras cosas, porque el electorado que están disputando es el de la derecha, pese al crecimiento que han obtenido por la caída del PSOE. Obviamente, esto generará en Ciudadanos conflictos internos y la contradicción de pretender ser los socios de Macron y acabar pactando con los socios de Le Pen.

El resultado de Vox no es éxito de un día. Su irrupción en la mayoría de parlamentos autonómicos, Congreso de los Diputados y parlamento europeo, de cara a los comicios de mayo, tenemos que empezar a darla por segura. Su entrada en Asturias, las dos Castillas, Madrid (ojo a lo que ocurra en los municipios al sur de la capital), La Rioja, Murcia, o Valencia, será con la suficiente fuerza, para provocar terremotos similares al andaluz, que ya no tendrán que contar con el mismo factor sorpresa. Es decir, a finales de junio, cuando estén constituidos tras las elecciones, Vox contará con representación en todos los niveles, con la excepción del nacional, cuya fecha prevista para 2020, es aún a día de hoy una incertidumbre, pero cuando tengan lugar las elecciones generales, no dudéis que también ahí estarán.


Artículo publicado en Debate21.es