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La izquierda ante el «mientras tanto»

El «mientras tanto», ese término que el propio Iñigo Errejón ha utilizado en reiteradas ocasiones para definir la espera y el tránsito hasta alcanzar el poder, es a lo que en estos momentos se enfrenta la izquierda española tras el 15-M y la finalización del ciclo electoral en el que Podemos entró en las instituciones.

El escenario para la izquierda española es crítico tras las elecciones del 26-M. Más allá de las responsabilidades que se le puedan achacar a Pablo Iglesias y a su dirección, la situación refleja un fracaso de responsables múltiples que deben reflexionar en profundidad acerca de lo ocurrido. Podemos y Más Madrid han sumado los mismos diputados en la Asamblea autonómica que juntos en 2015, pese al aumento de tres escaños que se ha producido en el Parlamento. El resultado de Más Madrid es bueno, pero Errejón no estará, en principio, en el Gobierno. Salvo sorpresa, Manuela Carmena ha perdido el Ayuntamiento, y Madrid En Pie no ha conseguido entrar en el consistorio madrileño. En Galicia las confluencias han perdido también las alcaldías de A Coruña, Ferrol y Santiago de Compostela, mientras que En Marea fracasó el 28-A en las Generales después de que Podemos, EU y Anova abandonaran la confluencia tras una fuerte batalla interna. En la Comunidad Valenciana Compromís rompió los lazos electorales que había tenido con Podemos en las Generales de 2015 y 2016 y optó por concurrir por separado en el 28 de mayo, lo que le conllevó un batacazo que le hizo perder tres escaños en el Congreso de los Diputados. Los de Mónica Oltra también han perdido el eurodiputado que compartían con Equo. Pese a ello, la coalición formada por el Bloc e Iniciativa del Poble Valencià, cuya implantación y trayectoria son más dilatados en el tiempo, ha conseguido no retroceder en exceso en las autonómicas, por lo que seguirá siendo clave en el Gobierno de coalición con el PSPV-PSOE y ha logrado mantener la alcaldía de Valencia en la figura de Joan Ribó. Por último, Actúa, la escisión de Izquierda Unida protagonizada por Gaspar Llamazares, ha evidenciado que no tenía sentido ni espacio electoral posible. El único que se ha salvado de la quema es el gaditano José Marí González ‘Kichi’, que ha obtenido un excelente resultado con el que revalidará el bastón de mando de Cádiz.

Respecto a Podemos, su trayectoria triunfante se empezó a resquebrajar cuando la estrategia populista de Errejón se separó del liderazgo de Iglesias tras su vuelta de Bruselas y el estallido del ‘caso Monedero‘. En las Generales de abril, la figura de Iglesias salvó a la formación morada de un tortazo mayor en las urnas y que comenzase entonces lo que muchos han considerado oportuno denominar como el ciclo post-Podemos. En cambio, en las autonómicas y municipales de mayo si se ha evidenciado ese retroceso, con gran pérdida de diputados y concejales. A corto plazo, la clave para la formación morada pasa ahora por una hipotética entrada en el Gobierno que genere un nuevo liderazgo y un cambio en la élite dirigente. Esa entrada en el ejecutivo de Pedro Sánchez se presenta ahora más difícil de conseguir, especialmente, por la debilidad mostrada en las urnas y por el posible viraje de Ciudadanos en los pactos post-electorales. Se abre ahora un periodo crucial para ese espacio político, con un Podemos con una estructura débil y un hiperliderazgo de difícil relevo.

Por su parte, Más Madrid ya piensa en la expansión a otros territorios de España. La viabilidad pasa por articular un proyecto ecosocialista que crezca entre el propio Podemos y el PSOE, y al que se pueda sumar otros espacios, como por ejemplo Compromís. Más allá de las ya mencionadas disputadas internas y personales que provocaron la escisión, la creación de Más Madrid buscaba, aprovechando el tirón de la figura de Carmena, dibujar las líneas de un espacio de desborde que desbanque a Podemos y PSOE en el espacio tradicional del centro-izquierda. Por lo tanto, no es que Más Madrid busque un espacio político inexistente, sino que lo que busca es ocupar un espacio que a día de hoy ocupan otros. El Grupo Parlamentario propio en la Asamblea de Madrid les permitirá tener cuadros de su línea y, sobre todo, controlar recursos (también económicos), cuestión que no se menciona y pasa desapercibida.

En definitiva, todos ellos tendrán que lidiar con el resurgir socialista en España. El «mientras tanto» dibuja un escenario que tendrá que planificarse a medio plazo para el resto de la izquierda, pensando en ser alternativa algún día que, quizás, nunca llegue.


Artículo publicado en Debate21.es