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La CSU pierde su hegemonía en Baviera

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Las elecciones celebradas en el día de ayer en Baviera, confirmaron el fin de la hegemonía histórica por parte de la Unión Social Cristiana (CSU), que perdió la mayoría absoluta por segunda vez (la primera había sido en 2008) desde 1962. Pese a ello, la CSU fue el partido más votado con un 37,2% (-10,4) de los votos. En segunda posición se han colocado los Verdes, al lograr un histórico 17,5% (+8,9); mientras que la extrema-derecha de Alternativa para Alemania (AfD) entra por primera vez en el parlamento bávaro con el 10,2% de los sufragios, lo que la convierte en el cuarto partido de la cámara. La formación liberal bávara de los Electores Libres (FW) logró el 11,8% (+2,6). Por proximidad ideológica a la CSU, con quien comparte también ser un partido exclusivamente bávaro, parece el socio ideal de coalición para los socialcristianos. Por su parte, los liberales del FDP, antiguos socios de Gobierno de la CSU entre 2008 y 2013, vuelven de nuevo al parlamento bávaro al superar, esta vez sí, la barrera del 5% que les había dejado fuera hace cinco años.

Los socialdemócratas del SPD, el otro partido que forma parte del Gobierno federal, junto a la CDU y la CSU, ha vuelto a sufrir una derrota histórica, al quedar en quinta posición con un 9,7% (-10,9), menos de la mitad de los votos que obtuvieron hace cinco años. Su permanencia en la Gran Coalición que ostenta el Gobierno federal, acabará por poner en riesgo la propia supervivencia del SPD, más allá de estas debacles que vienen sufriendo en los tiempos mas recientes cada vez que hay una cita electoral y que les hacen perder votos en todas las direcciones, incluso en la de la ultraderecha (30.000 votantes bávaros han cambiado al SPD por AfD en estas elecciones)

La participación en estas elecciones subió a hasta el 71,8% frente al 63,6% de 2013.

El terremoto político que ha sufrido Baviera pone fin al predominio del partido conservador bávaro. La debacle de los aliados de Angela Merkel, ha sido acompañada de un exitoso resultado de los Verdes, quienes se han convertido en la segunda fuerza del land y en el gran vencedor moral de estos comicios, ante el también fracaso de los socialdemócratas. El éxito de los Verdes ha tenido mucho que ver con el relato ecologista y su encaje en una región de unas características tan particulares como la bávara, donde el rechazo a un urbanismos descontrolado tiene gran parte de calado entre la población. También ha influido de forma notable en este resultado, el liderazgo de la ecologista Katharina Schulze.

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La pérdida de más de 10 puntos de la CSU, supone un severo revés a la postura antiinmigración que han venido manteniendo los conservadores bávaros para intentar competir con la ultraderecha mientras asumían su agenda política. En el aire queda ahora la situación política del líder socialcristiano Horst Seehofer, actual Ministro del Interior, tras la guerra abierta que ha librado contra la canciller Merkel por su política anti-inmigración, la cual es, como ya se ha apuntado, un de las razone clave por las que la CSU ha perdido tantos votos. Un par de datos que arrojan más luz sobre el clima en el que se han desarrollado estas elecciones son que: el 81% de los votantes considera que la pelea entre la CSU y la CDU en torno a Merkel, Seehofer y Hans-Georg Maassen (jefe de los servicios secretos), había embarrado el ambiente electoral, perjudicando claramente a los conservadores. Mientras, una tercera parte de los votantes también percibe que la CSU no se había ocupado de los problemas reales de la gente.

El nuevo escenario bávaro pasa de un parlamento con cuatro grupos parlamentarios, a seis partidos en la cámara, tras el retorno de los liberales y la ultraderecha. Quienes seguirán fuera, es la izquierda de Die Linke, que con tan solo un 3,2% se ha vuelto a quedar lejos de superar la barrera electoral del 5%.

La próxima cita electoral en Alemania será este 28 de octubre en el land de Hesse, donde el partido que lidera Merkel, la CDU concurre de forma directa, por lo que el resultado de dichas elecciones conllevará a buen seguro repercusiones en Berlín.