CIU pierde 12 escaños, ERC ayudada por los términos en los que se ha realizado la campaña duplica, y el PSC se queda en 20 escaños. Mas deberá buscar apoyos donde aparentemente no los hay.
Las elecciones autonómicas de Cataluña pasarán a la historia por haber sido las de mayor alta participación de la democracia con un 69,54% de los votos emitidos. También lo serán por el fracaso del plan soberanista de Artur Mas, quién después de dos años de duros recortes sociales en Cataluña y tras el día de la Diada, decidió emprender un viaje hacia el soberanismo sin aparente retorno, al menos de momento.
CIU desciende de 62 escaños a 50, lo que se traduce en una pérdida de casi 120.000 votos. Con el escenario que se plantea tras la jornada electoral de hoy y siendo obvio que CIU es la única fuerza que puede formar Gobierno, queda un interrogante principal abierto: ¿con quién pactará Artur Mas y CIU?
Tras apelar en su intervención en el día de hoy, una vez conocidos los resultados, a la responsabilidad de las demás fuerzas para gobernar, en especial a ERC, le quedan tres opciones, a cuál de ellas más inverosímil.
La primera, pactar con ERC, quienes se han convertido en segunda fuerza política tras pasar de 10 escaños a 21, beneficiados por la temática que ha primado en estas elecciones y haciendo gala de un mensaje claro de independentismo, que siempre han mantenido. La opción de un pacto con ERC presenta dos cuestiones fundamentales, la primera de ellas es que ERC es un partido que poco tiene que ver con CIU, los primeros de una izquierda radical, republicana e independentista, los segundos, una coalición de liberales en el sentido clásico de la derecha europea, con democristianos, siendo estos últimos poco partidarios del soberanismo en el que se ha embarcado Mas. Todo ello conlleva, y más en los tiempos de crisis y recorte que vivimos, que resulte muy difícil de imaginar a ERC apoyando unos presupuestos de CIU. La segunda cuestión, que un pacto con ERC, versando como eje principal el plan soberanista, llevaría a CIU a estar a la sombra de ERC.
El PSC, por su parte ha obtenido el peor resultado de su historia perdiendo ocho escaños y quedándose finalmente con veinte. Bien es cierto, que en votos si ha sido la segunda fuerza política y que las encuestas auguraban un panorama mucho peor, pero todo ello no debe servir de consuelo, más allá de un mero alivio. Cabe recordar también, que la convocatoria de elecciones les cogió por sorpresa (a este detalle el PSOE debería estar atento por lo que pueda pasar con el Gobierno central) con un candidato con poco recorrido como líder del partido. Además, su propuesta federalista ha resultado incompleta, improvisada y poco desarrollada para lo que debería haber sido, para ser capaz de abrirse hueco entre la polarización de CIU y PP.
Un pacto entre el PSC y CIU, resulta a priori impensable, no solo por ser los rivales históricos y naturales, sino también porque sería un auténtico suicido para los socialistas catalanes, los cuales al igual que el PSOE, deberán abrir un profundo periodo de reflexión con conclusiones que llevar a cabo.
El PPC por su parte, aguanta el tirón, dentro de una campaña muy polarizada entre PP y CIU y consigue crecer en un escaño, pero quedándose esta vez como cuarta fuerza política.
El pacto entre el PP y CIU pasa porque el escenario político cambie, volviendo al status en el que se encontraba. Ello pasa porque Mas recule de forma explícita, o que desde dentro de CIU se quiten del medio al propio Artur, habrá que ver sobre todo como Unió reacciona ante este fracaso. Ambas opciones, sobre todo la segunda, resultan a día de hoy impensables. Además de ello, cabría plantearse el desgaste que le supondría al PP de Cataluña, apoyar a CIU después de todo lo acontecido en los últimos meses. Por lo tanto, se abren a partir de ahora todo un abanico de posibilidades que a partir de mañana se tratará de un auténtico cortejo de idas y venidas.
El arco parlamentario se completa con ICV-EUiA, que con una campaña realmente inteligente han conseguido centrar su discurso en la temática social, pasando de puntillas por el tema del soberanismo, recordando que son federalistas y que respetan el derecho a decidir del pueblo catalán. Todo ello se ha traducido en un aumento de 3 diputados.
Ciutadans y su líder Albert Rivera, han conseguido uno de los éxitos de la jornada al triplicar su representación parlamentaria. Más allá del ansiado Grupo Parlamentario propio que le daba los cinco escaños, consiguen llegar hasta los nueve, siendo claros en su mensaje constitucionalista. Además, su imagen de regeneración democrática, para un cierto electorado, le hace una opción más atractiva que las tradicionales fuerzas políticas como son PSC y PP.
Otra sorpresa de la noche, o no tanto ya que muchas encuestas preveía su entrada en el Parlament, ha sido los tres diputados cosechados por CUP, partido de extrema-izquierda, asambleario, independentista y antieuropeo que se convierte así en la séptima fuerza política con representación tras la salida de Solitaritat.
Por último, señalar que la correlación de fuerzas entre partidos soberanistas y los no soberanistas, apenas sufre alteración alguna respecto a 2010.