Durante estos días, los partidos de la oposición, y en particular el PSOE, llevan barajando la posibilidad de presentar una moción de censura contra el Gobierno presidido por Rajoy, ante la falta de explicaciones de este, por los nuevos escándalos salidos a la luz en el caso Bárcenas, en especial, los mensajes intercambiados por el Presidente y el ex tesorero publicados estos días en el diario El Mundo.
Más allá de la moción de censura en sí, cabe preguntarse qué hubiese pasado, con un Partido Socialista, que hubiese ya concluido su regeneración política y se encontrase a estas alturas de la película con un liderazgo sólido, capaz de generar un clima pre-electoral, porque no nos engañemos, la situación es para disolver las Cortes y convocar elecciones, y una cosa es que vaya a ocurrir, y otra que se deba o se tenga la obligación de solicitar. No será por falta de motivos, el partido mayoritario de las Cortes se ha financiado ilegalmente durante los últimos veinte años, además, su apoyo social, se ha visto ya mermado a la mitad, respecto al respaldo electoral obtenido allá por noviembre de 2011.
Como todo esto no deja de ser hipótesis, volvamos a la moción de censura en sí, la cual por su parte presenta varios interrogantes que nadie ha desvelado. En la historia de la democracia española actual solo se ha dado este hecho en dos ocasiones, el primero de ellos en 1980, donde Felipe González y el PSOE, presentaron una moción de censura contra el Gobierno de Suárez sabiendo que la iban a perder, pero que políticamente resultó un éxito, entre la intervención de Guerra defendiéndola y la de González presentando el programa de Gobierno. La otra, en 1987, presentada por Hernández Mancha, que no era diputado, contra un Felipe González que contaba con mayoría absoluta en la Cámara, acabó volviéndose en su contra y además no logró que interviniese el Presidente en sede parlamentaria, siendo rechazada la moción, en esta ocasión, por el Vicepresidente del Gobierno.
Es precisamente esta, la primera cuestión que se suscita. No por presentar la moción de censura, Rajoy va a tener que comparecer, como si ha dicho Rubalcaba. Políticamente está por ver, que factura pasaría que en lugar de Rajoy, interviniese la Vicepresidenta del Gobierno.
La segunda y fundamental, es quien va a ser el candidato. ¿El propio Rubalcaba? ¿Un candidato de fuera del Parlamento? Y además, ¿qué programa de gobierno se va a presentar?, o ¿se piensa prescindir de esta parte?
En definitiva, una moción de censura entendible y necesaria, pero a día de hoy con demasiados interrogantes, aparte de resultar insuficiente, pues debería ir acompañada en todo momento, de alguien que se postule, al menos, como presidenciable.