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Primarias y partidos

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La necesidad de democratizar los partidos políticos ante el descrédito que padecen actualmente estos frente a la opinión pública, así como la caída de afiliación a los mismos, ha llevado a que sea un recurso permanente en boca de todo el mundo el asunto de las primarias.

Las elecciones primarias se han entendido como el mecanismo idóneo para avanzar en la democratización de los partidos, a la vez que hacen más transparente la elección del candidato/a, rompiendo la férrea disciplina de partido, y la toma de decisiones de forma oligárquica, además de que pueden servir para introducir temas importantes para la ciudadanía en el debate que tiene lugar en el seno del partido.

Si nos vamos a casos particulares, Equo se encuentra ya adentrado en un proceso de primarias para las elecciones europeas, mientras que el Comité federal del PSOE, fijará en enero el calendario para escoger candidato/a a la presidencia del gobierno. En el caso del Partido Socialista, las primarias no solo aparecen por las cuestiones apuntadas (más allá de que sus estatutos hace mucho que las contemplan), sino que lo hacen fundamentalmente después de una gran derrota electoral que lo ha llevado a la oposición. Además, se puede observar, como se empieza a evidenciar un efecto contagio entre los partidos y su tendencia democratizadora en este aspecto, a los ya mencionados hay que sumarles otros como UPyD o ERC, sin olvidarnos de los ya numerosos partidarios de reformar la ley de partidos con varios objetivos, entre ellos el establecimiento obligatorio de las primarias en el seno de los propios partidos políticos.

Pese a todo ello, las primarias son un mecanismo más, que fomenta la participación interna, pero que no garantiza en ningún caso la elección del mejor candidato/a, y mucho menos que el elegido vaya a cosechar el triunfo electoral.

Debemos tener presente, que las primarias son importadas de Estados Unidos, lo que conlleva que introducirlas en un contexto socio-político distinto requiere varias reflexiones, como mínimo.

El papel del aparato

La primera de ellas es sin lugar a dudas, el papel a desempeñar por el aparato del partido. Mientras que en EE.UU. el aparato apenas tiene relevancia en el proceso, y cuenta además con escasa presencia y peso político, en España, las estructuras internas de los partidos, cuentan con la estructura suficiente para que todo gire en torno a ellas. La clave por lo tanto, es saber qué papel desempeñará dicho aparato en las elecciones primarias, si se apartará y dejará “jugar”, o por el contrario interferirá y se decantará por alguno de los concurrentes de manera más o menos abierta o soterrada.

En relación con esta cuestión, merece especial atención el momento después de las primarias. Pongamos un ejemplo práctico. Puede darse la situación, de que gane un candidato/a las elecciones primarias que sea poco afín o contrario al poder del partido. Si esto ocurriese en el Partido Socialista, por ejemplo, ¿qué pasaría con esta cohabitación? ¿Cómo lidiaría la relación de sometimiento teórico con el comité federal el candidato elegido?  ¿Existiría un choque de legitimidades? Recordemos por un instante la situación vivida con Almunia y Borrell.

Aparte de esto, hay que pensar también, que ocurre con los recursos, ya sean económicos o de otra índole. Mientras que en EE.UU. son los propios candidatos/as quienes recolectan los fondos, aquí debe ser el propio partido quien los distribuya equitativamente, debiendo ser un organizador neutral.

El temido enfrentamiento

Tenemos que ser conscientes de que vivimos en España, y hasta el día de hoy, las fracturas y enfrentamientos internos de los partidos pasan factura.

El enfrentamiento por su parte, es una nota característica de las primarias, desde el momento en que existe la concurrencia por el mismo puesto, de dos o más personas.

Por otro lado, mientras que es cierto que existe un mayor enfrentamiento interno, también provoca un mayor conocimiento del candidato por parte de la sociedad, además de que puede servir como elemento movilizador de las bases y de los electores. Aunque por otra parte, también podría alejar a los perdedores de respaldar totalmente al partido.

Las motivaciones del electorado en las primarias 

Con escasas diferencias ideológicas y programáticas, los electores de las primarias pueden caer fácilmente en votar de forma más pasional que racional, sin olvidarnos de cuestiones territoriales.

Por otra parte, no puedo evitar resaltar la necesidad de emplear para las primarias en los partidos un sistema de segunda vuelta si ninguno alcanza la mayoría absoluta. De lo contrario podría darse la situación de que un candidato fuese elegido logrando solo un 30-35%, por ejemplo, lo cual le restaría a todas luces legitimidad.

Evitar el cesarismo 

Pese a que las primarias son un instrumento formidable para facilitar la transición entre las élites del partido, también fomenta de manera notable las tendencias presidencialistas del sistema, en este caso en los partidos políticos, por lo que son necesarios mecanismos de control que actúen de límites, aunque por el lado opuesto, se puede contribuir a los enfrentamientos de cohabitación antes aludidos. Por lo tanto, será necesario encontrar el término medio entre ambos.

Concluyo aludiendo a la gran ventaja que pueden tener las primarias, y es que si el candidato pierde las elecciones para las que había sido elegido, lo único claro, es que ese mismo día deja su cargo, que no es otro que el de  ser candidato.

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