El Partido Socialista ha celebrado hoy su Comité Federal, en el mismo, Pedro Sánchez ha negado que vaya a haber abstención o cualquier otro tipo de acuerdo con el PP y Mariano Rajoy. Al menos de momento, porque en la misma intervención también ha asegurado que el lugar del PSOE es la oposición, por lo que parece descartar de esta forma cualquier intento de logar él mismo la investidura en el caso de que Rajoy fracase en el intento, como proponen los líderes del PSC y el PSOE balear.
Rajoy, a día de hoy, lo sigue teniendo complicado. El PNV, que tiene una posición política destacada en el comienzo de esta legislatura, ya ha dejado claro que no está por la labor de alinearse con la derecha española, y que no lo hará, al menos hasta que pasen las elecciones de octubre en Euskadi, donde deberá competir con la izquierda abertzale y con un Podemos al alza en el País Vasco, que a su vez le come espacio a la propia izquierda abertzale. Con este escenario, no es descabellado que el PNV necesite al PP tras las elecciones vascas, y de ahí que los nacionalistas vascos no tengan ninguna prisa por echar a andar el reloj, y mucho menos para lograr un acuerdo con Rajoy.
Con el PNV no queriendo saber nada, y con un Ciudadanos en propia crisis interna, a los que las elecciones les han dado un baño de realidad, y le han vuelto a dejar (aun más) descolgados de los otros tres grandes partidos, parecen llamados a jugar un papel semejante al del CDS en su día, o UPyD recientemente. Veremos como el ego y las ambiciones de Rivera lo asumen. Pero esa es otra cuestión, aun con la suma de Ciudadanos y PP, serían 169, o 170 en el caso de sumar a Ana Oramas, la diputada de Coalición Canaria. Por lo tanto, todo vuelve a pasar por el Partido Socialista.
Descartada la opción de la abstención en el momento inicial, e incluso descartada a día de hoy cualquier opción de negociación que pudiera pasar por acordar ciertas reformas de especial relevancia a cambio de la abstención, opción por la que Felipe González siente predilección. Descartado esto, y también por motivos obvios como el reforzamiento moral que supuso el resultado electoral para Rajoy y la legitimación que ha sentido por ello, queda también fuera de toda opción plantear por parte del PSOE que el candidato sea otro al Presidente en funciones, porque eso no tiene ninguna posibilidad de prosperar.
Así pues, las dos opciones que ahora restan para el PSOE son las siguientes:
La primera, buscar una mayoría alternativa con Podemos y Ciudadanos. No descarten que la intervención de Pedro Sánchez en el Comité Federal sólo haya sido una manera de ganar tiempo, para plantear la vía de la tramontana llegado el momento y con el fracaso de Rajoy encima de la mesa. La opción tiene escasas posibilidades de ser viable. Ciudadanos no parece dispuesto, y quizás sólo pudiese aceptarla siempre y cuando Podemos no formase parte del gobierno. Por no hablar de que esa opción sería vetada por la vieja guardia encabezada por Felipe González y también por el PSOE extremeño, andaluz y el castellano-manchego.
La segunda opción es la abstención en el último minuto apelando a la responsabilidad y al bien de España, para así evitar unas terceras elecciones y siempre después de que Rajoy haya fallado en el primer intento pero haya logrado pactar con Ciudadanos. Esto puede acabar convirtiéndose en un suicidio político, en el que además el partido rompa en dos. Sin olvidar que esta opción es la que más aire puede dar a un Podemos que está cerrando una fase para empezar otra, la de la institucionalización, la del paso de la guerra de movimientos a la guerra de posiciones.
Tampoco descarten unas terceras elecciones visto lo visto. De momento el PSOE en este fin de semana ha dicho que la abstención de entrada no, pero las presiones para que esta se produzca ya están ahí e irán en aumento según el tiempo avance, e incluso puede asomar la posibilidad de consultar a las bases del partido la opción a escoger si Pedro Sánchez siente en algún momento que la cuestión se le va de las manos. Lo que está claro, es que la situación del Partido Socialista en estos momentos es, una vez más, la más comprometida de todos los actores políticos.