Marine Le Pen es la candidata favorita de los obreros, segmento de población que representa un 13% de la población (y cuya participación no llegaría al 60%). Pese al descenso de porcentaje desde los años 80 cuando se iniciase la reconversión industrial, los obreros siguen siendo un electorado clave en la política francesa y ser el partido que represente los intereses de la clase obrera en las urnas es relevante para la contienda electoral. Todo ello, en el actual contexto político internacional, donde los trabajadores blancos, que se han sentido perdedores en la globalización, han optado por lo general por opciones políticas como el Brexit o Donald Trump, en la búsqueda de un aislacionismo y proteccionismo que les permitiese volver a niveles de vida de antaño y pusiese coto a un multiculturalismo que en ocasiones se percibe como amenazador por amplios sectores de las poblaciones de occidente.
Recientemente, la empresa de sondeos electorales Ifop, ha lanzado un amplio estudio electoral sobre el voto del electorado francés de cara a las presidenciales del 23 de abril y 7 de mayo, que a continuación pasamos a comentar.
Amplio respaldo obrero a Marine Le Pen
Marine Le Pen es la opción preferida entre los obreros con un amplio 43% del electorado en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Francia. Le sigue Emmanuel Macron con un 17%. Jean-Luc Mélenchon obtiene un 15,5% y Benoît Hamon un 12% (si sumásemos todos los candidatos de izquierdas, no superarían el 30%). Por su parte, François Fillon sólo obtendría un 8% del voto obrero.
Intención de voto de la clase obrera en la primera vuelta de las presidenciales
El Frente Nacional ha desbancado a la izquierda y se ha convertido en hegemónico entre trabajadores. El dominio histórico de la izquierda (que en 1981 era del 66%) ha desaparecido. Marine Le Pen ha sabido construir un discurso político en el eje abajo-arriba, con el que ha triunfado entre los sectores trabajadores, ganándole así la partida a la izquierda. Es frecuente encontrar barrios obreros donde antes ganaba el Partido Comunista y ahora lo hace el Frente Nacional. François Hollande logró en 2012 el apoyo del 21% de los trabajadores, tras su decepcionante mandato y la caída de votos socialistas, la mayor beneficiada es Marine Le Pen, siendo Mélenchon incapaz de captar a estos votantes desencantados. Por su parte, la derecha sólo hecho también que retroceder. Si Nicolas Sarozy consiguió en 2012 el 14% del voto entre los trabajadores, Fillon ahora mismo se tendría que conformar con el 8%. Emmanuel Macron, con el 17% de los votos, mejora notablemente a François Bayrou, quien había obtenido el 6% de los votantes obreros en 2012. El líder de En Marche!, amplía así de forma significativa el espacio electoral «centrista» en este segmento poblacional, en gran parte, al captar antiguos votantes del PS.
Cuando Le Pen, meses después de conseguir el 17,9% de los votos en la primera vuelta de las presidenciales de 2012, lo que la llevó a ser la tercera en discordia, aseguró que “Hollande decepcionará, primero a los franceses, y enseguida a los propios socialistas”[1], estaba vaticinando lo que posteriormente ocurrió, sabiendo y haciendo por ser, la mayor beneficiada de la caída del socialista, especialmente entre aquellos sectores que se sienten más perdedores tras la crisis económica. Así, Marine Le Pen ha pasado del 33% del voto obrero en 2012, a este 43%, lo que le reporta una subida de 10 puntos en 5 años.
Evolución del voto obrero al Frente Nacional
Estos datos de Marine Le Pen, supone que la candidata del Frente Nacional, lograría igualar las mejores marcas del Partido Comunista durante su esplendor en las elecciones presidenciales de 1962 y 1969. Todo ello, teniendo en cuenta como ya apuntamos, que el peso de este segmento de la sociedad no es comparable entre ambas épocas, al ser menor en la actualidad.
Esta hegemonía electoral del FN entre la población obrera se produce en todos los segmentos de la misma. Si observamos los resultados por tipo de empleo, Le Pen se mueve entre el 40 y el 50%, lo que muestra la solidez del FN entre los trabajadores. También se aprecia como los obreros no cualificados optan en mayor medida por el FN con un 45%.
Voto obrero al Frente Nacional en los diferentes segmentos
Los transportistas, por su parte, son el segmento de los trabajadores que más apoyan al FN con un 50%. Entre estos, la suma Mélenchon-Hamon sólo llega al 19%, mientras que en el total es del 27,5%. Ha de tenerse en cuenta que es un segmento más fragmentado y corporativista, donde la solidaridad entre trabajadores y la conciencia de clase disminuye, sumado a un mayor acercamiento a los jefes y a los valores sociales de bajada de impuestos de estos. No debe olvidarse también, que es un sector, cuyos precios se ven fuertemente afectados por la competencia de terceros países en el contexto globalizado.
Conviene añadir, que el apoyo a medidas de aislamiento y proteccionismo son más apoyadas entre los obreros. Así un 66% está a favor, 12 puntos más que la media nacional.
Actitud proteccionista de los franceses
Brecha electoral según el nivel de estudios de los obreros
Si atendemos al nivel de formación, al contrario de lo que sucediese entre los diferentes segmentos profesionales de los trabajadores, si se aprecia una amplia brecha, ya que Le Pen alcanza el 46% entre los trabajadores no titulados, mientras que sólo un 31% de los trabajadores con graduado universitario tienen intención de votarla. Así pues, cuanto más alto es el nivel de formación de un trabajador, más se tiende a votar por Emmanuel Macron y menos propensión existe a optar por la candidata del FN.
Los votantes obreros con mayor formación votan menos por Marine Le Pen
La edad de los obreros no es un factor decisivo en el voto al FN
La brecha generacional ya no tiene relevancia entre el voto obrero al FN. La generación que protagonizó la Segunda Guerra Mundial prácticamente ha desaparecido, y los nacidos tras la misma se encuentran ya jubilados. La pérdida de los trabajadores de las dos generaciones más a la izquierda, que coincidieron en su edad adulta con le hegemonía de esta, ha conducido automáticamente a un debilitamiento de la misma. Reemplazados por los que vivieron la reconversión industrial y la crisis económico-financiera de 2008 y sus consecuencias, así como la gestión de Hollande, ha dado lugar a una clase obrera más preocupada por cuestiones como la migración y la identidad cultural, donde el discurso del FN se ha hecho fuerte.
Voto por edad de los obreros al Frente Nacional
Muchos de los votantes de clase trabajadora del FN son hijos o nietos de votantes comunistas y socialistas, donde el FN los ha sustituido.
Brecha ciudad-campo en el voto obrero
Los trabajadores de Francia residen ampliamente en pequeñas y medianas ciudades, donde la perspectiva de la pérdida del empleo es aún más preocupante, debido a que las posibilidades de encontrar un empleo son menores que en las grandes ciudades. Por lo tanto, no es sorprendente que el discurso del FN, oponiéndose a la globalización y a favor de la creación de un proteccionismo económico, triunfe entre los trabajadores del campo y de las ciudades pequeñas.
Mayor % de voto obrero a Marine Le Pen en núcleos rurales y pequeñas ciudades
El 49% de los trabajadores rurales y el 45% de los residentes en municipios de menos de 20.000 habitantes, votarán por Marine Le Pen en primera vuelta de las elecciones presidenciales. El porcentaje de apoyo al FN entre los obreros decae según aumenta el tamaño del municipio. Mientras, el voto a Mélenchon, Hamon y Macron, sigue la trayectoria inversa.
Voto a Mélenchon, Hamon y Macron, según el tamaño del municipio
Existe también una brecha territorial en cuanto al voto obrero del Frente Nacional. Es hegemónico en el Gran Este y en su bastión del norte (Norte-Paso de Calais, Picardía y Alta-Normandía), en ambos supera el 50%. El apoyo al FN baja en el Centro-Valle de Loira y Borgoña. También lo hace en Bretaña, Países del Loira y Baja Normandía donde ronda el 40% de los votos.
Brecha territorial en el voto del FN entre las diferentes regiones
El desempleo, la delincuencia y la inmigración son más bajos en el occidente francés que en gran parte del norte y este de Francia. Estas cuestiones influyen en el apoyo electoral al FN entre la clase trabajadora. Pero no es lo único, resulta clave el nivel de prosperidad económica que perciben los habitantes de cada región. Así, a principios de los años 60, los residentes de las regiones industriales del norte, se percibían como los motores de la economía nacional, mientras que en la actualidad, consideran que sus regiones están en declive. La clase trabajadora de estas regiones, siente abandono por parte de las autoridades políticas, lo que alimenta el voto de ruptura al FN. En la zona oeste de Francia, por el contrario, los votantes ahora tienen la impresión de vivir en zonas económicamente más prósperas. Si bien la situación actual puede tener dificultades, la mayoría estima que el nivel de vida en comparación con la generación anterior ha aumentado, lo que supone un contexto menos favorable al voto al FN.
La percepción del atraso económico de la región por sus propios habitantes en 1963 y 2015
Como hemos apuntado, esto tiene sus consecuencias electorales. En el oeste de Francia, el voto para Emmanuel Macron es mayor que entre los trabajadores del norte y este.
En el Gran Sudoeste (Nueva Aquitania y Mediodía-Pirineos), donde la sensación de progreso económico en comparación con las generaciones anteriores es mayor, el voto entre los trabajadores al FN está por debajo de la media nacional. Este es también el caso de Isla de Francia, donde sólo el 31% de los trabajadores votaría al FN, frente al 32% que votaría a la izquierda (20% para Jean-Luc Mélenchon y el 12% para Benoît Hamon), mientras que el 26% de los trabajadores apoyaría en París a Emmanuel Macron. Por último, cabe destacar que en la costa mediterránea, relativamente industrializada, el FN está por debajo de la media nacional (43%) con un 40% de intención de voto.
Las claves del ascenso de Marine Le Pen
El Frente Nacional ha consumado a día de hoy el camino, pasando de ser un partido marginal, a ser una de las dos opciones políticas que disputará la segunda vuelta de las presidenciales, como así indican todas las encuestas, las cuales ha encabezado durante buena parte de los últimos meses. Lo ha conseguido gracias fundamentalmente a tres puntos claves que han convergido hasta el día de hoy:
1ª-La modernización del FN, tanto en imagen como en discurso realizada por Marine Le Pen. Desde que cogiera las riendas del que fuera el partido de su padre, Marine Le Pen ha sabido renovar el discurso, centrarlo en la xenofobia, el proteccionismo y la salida de la Unión Europea, a la vez que ha aprovechar la construcción de un discurso abajo-arriba en tiempos de crisis económica.
2ª-La decadencia de los actores tradicionales. Con Fillon, candidato de Los Republicanos, envuelto en casos de corrupción, y con el PS hundido tras los gobiernos de Hollande-Valls y con Macron volando por libre y arrebatándoles parte de sus votantes, Le Pen ha sabido capitalizar gran parte de ese descontento al igual que supo hacer, por ejemplo, con el rechazo que provocó la ley del matrimonio homosexual en Francia. Todo ello acompañado de la ya mencionada cuestión económica, y sobre todo del antieuropeísmo y nacionalismo francés, de fácil calado en estos tiempos entre determinados sectores de la sociedad. Así el FN se ha convertido en primera opción electoral entre los mayores, los obreros y también entre los jóvenes, quienes optan por el Frente Nacional como un partido que se enfrenta al sistema establecido y decadente.
3ª-La legitimación de los postulados del FN, al ser introducidos por los dos grandes partidos en la agenda política. El FN, con Marine Le Pen a la cabeza, ha sabido marcar los temas sensibles de la política francesa durante mucho tiempo, obligando al resto de actores a jugar en su terreno y con sus marcos de referencia. Ejemplo de ello fue, por ejemplo, cuando Manuel Valls, por entonces Ministro del Interior, donde en un intento de mercadear votos, siendo plenamente consciente del aumento del calado del discurso del FN, decidió arremeter contra los gitanos rumanos asegurando que “no quieren integrarse, hay que devolverlos a su país”[2].
Con todo ello, Marine Le Pen tiene opciones a día de hoy, de ser la candidata más votada en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Francia. Todas las encuestas auguran que no logrará el triunfo en la segunda vuelta y que por lo tanto, no se convertirá en la próxima Presidenta de la V República. Pero ese hipotético 40% que puede obtener el 7 de mayo frente a Macron, puede ser la antesala de un triunfo electoral dentro de 5 años si se siguen cometiendo las mismas políticas erráticas. De momento, los dos partidos tradicionales de Francia, se quedarán fuera de disputar la presidencia.
[1] http://internacional.elpais.com/internacional/2013/04/30/actualidad/1367348653_054589.html
[2] http://internacional.elpais.com/internacional/2013/09/24/actualidad/1380022331_876484.html
Artículo publicado en Debate21.es y El Rotativo.