Se ha reeditado recientemente el libro del periodista Gregorio Morán (Oviedo, 1947) sobre la historia del Partidos Comunista de España, el cual ya fue publicado hace más de 30 años. En esta ocasión ha llegado a las librerías bajo el título de Miseria, grandeza y agonía del PCE (Akal, 2017). La obra, fruto de una excelente investigación de los archivos del PCE, comienza con la derrota de la Guerra Civil en 1939, atraviesa todo el periodo de la dictadura y culmina en 1985, tras la transición, la caída de Carrillo y la escisión pro-soviética de 1984. Todo ello en las más de mil páginas que lo forman.
La edición original del libro, que no incluía en su título el término «agonía», fue publicada en abril de 1986, un mes después del referéndum de la OTAN y dos meses antes de una nueva mayoría absoluta del PSOE en las urnas con el PCE diluido en las siglas de Izquierda Unida, con las que volvería a ser derrotado electoralmente. Fue entonces cuando el paso de numerosos militantes comunistas hacia las filas del PSOE culminó por completo tras haberse iniciado el éxodo a principios de los 80. Es en ese contexto en el que la edición original del libro fracasa, un tiempo donde el tema en cuestión dejó directamente de interesar.
Morán, que militó en el PCE en la clandestinidad hasta 1977, año en el que lo abandonaría antes incluso de que se produjera la legalización del partido en el célebre sábado santo, desarrolla aquí un retrato crítico de los principales dirigentes comunistas, así como de los momentos históricos ocurridos y el contexto político y social en el que estos se produjeron. La editorial Akal que ya publicó el anterior libro de Morán, El cura y los mandarines, cuyo lanzamiento fue cancelado por Planeta por sus ataques a Víctor García de la Concha, exdirector de la Real Academia y director del Instituto Cervantes, es la encargada en esta ocasión de la nueva edición.
Crisis del PCE en la Transición y hegemonía del PSOE
Desde los años 60, el PCE se convierte en el partido hegemónico, tanto de la izquierda, como sobretodo de la oposición a la dictadura. El partido, integrado en el interior mayoritariamente por jóvenes activistas, se convierte sin embargo en las primeras elecciones democráticas, las del 15 de junio de 1977, en el más viejo, como buen reflejo de ello son sus listas electorales. En cambio, el PSOE que surge de Suresnes en 1974, pese a ser un partido histórico, mucho más viejo, consigue sacudirse de su pasado desvinculándose de Rodolfo Llopis, secretario general en el exilio, e imponiéndose el cambio que ofrecián los jóvenes socialistas del interior. Y esa es la diferencia entre el PCE y PSOE, en el primero se mantienen los dirigentes de la Guerra Civil en el exilio, en el segundo triunfan las tesis de los jóvenes del interior.
Así pues, ese PCE joven del interior que no encontraría su espacio, acabaría engrosando las filas del resto de partidos, especialmente las del PSOE. En cambio, Carrillo y los dirigentes del PCE que le rodeaban, se aferraban al último tren que podían coger, aunque fuera en condiciones poco idóneas.
El 1982 el PSOE logra una victoria arrolladora. En esas elecciones de octubre, el PCE se convierte en un partido testimonial con cuatro escaños, iniciándose con ello el paso de militantes del PCE hacia el PSOE que acabaría vaciando al Partido Comunista por completo. Así, el partido que había combatido durante 40 años una dictadura fascista con una represión absoluta, entraba en el colapso definitivo en tan sólo cinco años de democracia.
También en esos años se produce la Operación Tarradellas en Cataluña, precisamente el territorio donde mejor resultado habían obtenido los comunistas en las elecciones del 77 a través del PSUC, donde lograron un 18% de los sufragios. La Operación Tarradellas fue un movimiento magistral del presidente Suárez ante la amenaza de éxito electoral y hegemónico de la izquierda en Cataluña puesta de manifiesto en los resultados electorales de junio del 77. En aquella cita electoral, PSOE y PCE son primera y segunda fuerza política respectivamente en la provincia de Barcelona, ese efecto se busca neutralizar con el catalanismo. Jordi Pujol era insignificante políticamente en esos momentos. Es entonces cuando se decide restituir la Generalitat en la figura de Josep Tarradellas, el cual se presta al juego de Suárez, y neutralizar así a la izquierda, utilizando además la legitimidad de la única institución republicana que fue restituida.
Artículo publicado en Debate21.es