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¿Camina el PSOE hacia la victoria?

Una campaña electoral atípica, con la festividad de la semana santa de por medio, que ahora se adentra en la fase decisiva. Una campaña que está teniendo a sus máximos contrincantes en el resistente Partido Socialista y en la irrupción ultraderechista de Vox. Lo evidencian los mítines y actos de ambas formaciones políticas. Los protagonistas son así el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y todos los que le quieren echar del poder, con unos marcos de referencia que, hasta ahora, han beneficiado a Vox, cuyo último gesto ha sido apropiarse de la foto de Colón, en forma de cierre de campaña en la misma plaza donde Santiago Abascal posó con Pablo Casado y Albert Rivera. PP y Ciudadanos se acercan hacia una cita con las urnas que les puede dejar con un futuro político muy incierto si, finalmente, el fracaso que se intuye acaba produciéndose.

El tema de la campaña electoral está siendo España. Sobre ello tratan las elecciones del próximo domingo. Qué va a ser (de) España en los próximos años. Los principales discursos políticos de esta campaña han versado sobre ello, también los lemas de los partidos. En esa línea, el PSOE dibujó un acertado y transversal «La España que quieres».

El PSOE, no solo resistente –a sus luchas internas y errores estratégicos–, también renacido, juega con la centralidad que le ha facilitado ser de nuevo gubernamental tras la moción de censura, manteniéndose como la principal opción de voto de obreros, trabajadores y jubilados. El peso de los 140 años de historia que tiene la organización que se fundó en una taberna de Madrid, es una de las claves, que de nuevo, han hecho resistir a los socialistas. A falta de lo que pueda ocurrir en los dos debates televisivos y en los últimos días de campaña, el marco de referencia generado por las encuestas es que el PSOE ganará las elecciones.

Si la tendencia de los sondeos se mantiene, el PSOE podría superar el 30% de los votos. En estos momentos, la mayoría absoluta de la derecha parece poco probable, pero no puede ser descartada. Queda por ver con quién podrían gobernar los socialistas. Esa cuestión puede ser determinante para muchos votantes. De momento, el PSOE no arriesga y camina sobre seguro, con un programa electoral que va también en esa línea. La apelación a un voto útil para frenar a la derecha y un voto masivo para evitar la necesidad de excesivos equilibrios parlamentarios ya está presente. El único revés que ha sufrido Pedro Sánchez en lo que llevamos de campaña, tiene que ver con la celebración de los dos debates que finalmente tendrán lugar y que sirvieron para poner el foco en una cuestión que debería haber sido secundaria, estrategias partidistas aparte.

Frente al PSOE, en esta ocasión, no hay un Partido Popular hegemónico, sino que aparece, por primera vez en treinta años, una derecha fragmentada y errática, que ha permitido a la ultraderecha colocarse como actor fundamental. Vox, en una constante apelación a los agravios patrios, a base de fake news vía WhatsApp, moldea una campaña al estilo Trump, en la que la ausencia de propuestas programáticas no le está impidiendo mantenerse al alza.

Vox está atrayendo a mucho votante de derechas decepcionado y cabreado, que no prestarán atención al contenido concreto del programa electoral. Entre otras cosas, Vox se propone destrozar el sistema fiscal español, pensiones incluidas. Son una escisión ultraderechista del PP con un voto sociológico ya existente que, por ejemplo, en su momento se oponía al matrimonio de personas del mismo sexo, con los mismos argumentos y la misma violencia verbal con la que hoy lo hacen los de Abascal. Pero Vox también es mucho más, y es ahí donde radica su peligroso éxito. La campaña de Abascal se basa en mítines y redes sociales, sin medios de comunicación de por medio y sin debates, tras la decisión de la Junta Electoral Central. Mientras, el PP sigue sin ser capaz de hacer efectivo su mensaje de voto útil para desbancar a Sánchez.

El domingo Vox puede romper todos las encuestas y captar suficientes votantes que abandonen a PP y Ciudadanos y captar abstencionistas crónicos con los que nadie cuenta, que le podrían llevar a ser tercera fuerza política. Esa es la clave, como dice Dominic Cummings en el largometraje sobre el Brexit, «sé de tres millones de potenciales votantes que el adversario no sabe ni que existen».


Artículo publicado en Debate21.es