El histórico triunfo electoral del Sinn Féin en Irlanda hace saltar por los aires el tradicional bipartidismo que ha imperado en la isla durante el último siglo. El sistema de partidos irlandés sufre así el enésimo caso de transformación total tras la crisis económica iniciada en 2008.
El Sinn Féin (SF) se impone en la cita electoral con el 24,1%; seguido de los liberales Fianna Fáil (FF) que obtienen el 22,2% y los democristianos de Fine Gael (FG), a los que pertenece el primer ministro —taoiseach en gaélico— Leo Varadkar, se quedan en tercer lugar con el 22,1%. Los Verdes y laboristas obtienen, respectivamente, un 7,4% y un 4,1%. La participación ha sido del 62%.
Los primeros sorprendidos por el resultado han sido los propios miembros del Sinn Féin, que en un error de cálculo solo presentaron 42 candidatos (de 160 en competición) a las elecciones, las cuales cuentan con un sistema de Voto Transferible que permite al votante establecer un orden de preferencia para que no existan votos no transformados en escaños.
La campaña electoral ha estado marcada por los ataques que se han vertido entre los dos partidos tradicionales, los cuales han reaccionado tarde y mal a la ola de cambio que se les venía encima en forma de voto al Sinn Féin, el antiguo «brazo político del IRA». Pese a una buena gestión del Brexit por parte de Varadkar, las desigualdades crecientes han marcado la agenda. Mientras, la economía irlandesa asiste a su particular recuperación acelerada, pero en el que la clase media, al igual que en otros tantos países de occidente, se siente perdedora de la misma. Así, uno de los principales temas de la campaña ha estado protagonizado por el precio desorbitado que tienen los alquileres en Dublín.
El voto joven impulsa al Sinn Féin a la victoria
El partido republicano izquierdista ha capitalizado el malestar social de los últimos años poniendo así fin al bipartidismo conservador irlandés. El Sinn Féin es con un amplio margen la primera fuerza política entre los votantes que cuentan con menos de 50 años. Entre los menores de 25 años votaron por el partido republicano el 27%, frente al 20% de Fianna Fáil y el 17% de Fine Gael.
El cambio de liderazgo en las filas del Sinn Féin protagonizado por Mary Lou McDonald —que sustituyó a Gerry Adams hace ahora dos años— ha dejado atrás la imagen del pasado marcada por la existencia del IRA y el conflicto norirlandés. Esto les ha llevado a ser capaces de canalizar el malestar existente en una Irlanda, que pese a su profundo catolicismo está en los últimos años en proceso de transformación. Es buena muestra de ello la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo y el aborto.
División campo-ciudad
La otra gran brecha habitual que se da entre los votantes de las ciudades y las zonas rurales también está presente en esta cita electoral. El Sinn Féin es la opción preferida por los votantes urbanos con un 28%, mientras que entre los votantes de las zonas rurales aparece por detrás de Fianna Fáil y Fine Gael, quienes obtienen un 30% y 21% frente al 19% de los izquierdistas.
Los hombres han votado más al Sinn Féin que las mujeres
Los hombres se han decantado más por el Sinn Féin de lo que lo han hecho las mujeres (28% frente a 22%). No ocurre así con sus principales rivales. Los liberales de Fianna Fáil obtienen un 22% del voto masculino y un 23% del voto femenino, mientras que los conservadores de Fianna Gael obtienen un 20% entre los votante de ambos sexos. Por su parte, como suele ser habitual en los partidos verdes, estos obtienen mayor respaldo entre las mujeres.
La clase social importa
En unas elecciones marcadas por el malestar social creciente, resulta lógico que la clase social también aparezca como un factor determinante en el voto de los irlandeses. El Sinn Féin es primera fuerza, de forma muy holgada, entre las clases populares. Sus principales rivales, conservadores y liberales, obtienen mejores datos entre las clases acomodadas. Ocurre igual con los Verdes.
Estabilidad gubernamental incierta
El escenario político irlandés consolida de esta forma un giro hacia la izquierda sin precedentes que ya podemos calificar como histórico. A falta del reparto final de escaños, el triunfo del Sinn Féin dibuja un panorama incierto en lo que se refiere al futuro gobierno irlandés y a su estabilidad. Las opciones pasan por un pacto entre conservadores y liberales, en una convergencia que dejaría al Sinn Féin en la oposición, lo cual solo contribuiría a afianzar más su papel en la política irlandesa. La otra posibilidad, descartada en campaña por el líder de Fianna Fáil, Michéal Martin, pasa por un acuerdo de estos con el Sinn Féin para desalojar de la jefatura del Gobierno a Varadkar.
Artículo publicado en Debate21.es