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La semana apoteósica de la derecha española

El miércoles a primera hora de la mañana, Ciudadanos y PSOE anuncian sendas mociones de censura en el ayuntamiento de Murcia y en la Comunidad Autónoma. El hecho desencadenante de este movimiento se encuentra en la denuncia que días atrás había presentado el vicealcalde de la capital murciana contra su entonces socio de gobierno, el PP, por la existencia de contratos públicos otorgados de forma fraudulenta.

El seísmo murciano rápidamente tiene réplica en Madrid. El consejo de gobierno que ya estaba convocado por la presidenta Isabel Díaz Ayuso para esa mañana termina con la adopción de un Decreto de Disolución de la Asamblea madrileña y la convocatoria de elecciones para el 4 de mayo. La falta de previsión de Ciudadanos deja en shock a los de Ignacio Aguado, quien se adelanta a Ayuso y comunica a la prensa la intención de la presidenta. A esa hora, Iñigo Errejón y Más Madrid, con cierta habilidad política y aprovechándose del recoveco normativo existente, presentan una moción de censura, a la que se suma otra promovida por el PSOE. Ambas tienen el objetivo de frenar la disolución del parlamento autonómico y destituir a Ayuso ante la nueva coyuntura. El asunto de Madrid entra entonces en barrena. La Mesa de la Asamblea admite a trámite las mociones y la comunicación de la disolución llega a posteriori. Además, este Decreto no produce efectos jurídicos hasta su publicación en el BOCM, la cual se producirá al día siguiente, momento entonces en el que la propia Asamblea recurrirá al TSJM dicha disolución al encontrarse en trámite parlamentario las mociones de censura presentadas.

El viernes el centro de atención vuelve a Murcia. Esa mañana el PP y tres de los diputados de Ciudadanos que habían firmado la presentación de la moción de censura —por lo tanto, habían participado en la adopción de la posición de su grupo parlamentario— anuncian que respaldan al presidente del PP y que formarán parte del ejecutivo como consejeros. Los tres diputados, que encajan en la definición de tránsfugas incluida en el Pacto firmado por el PP en noviembre de 2020, son afines al ex secretario de organización Fran Hervías, hasta entonces senador, y que en la noche del sábado completará el movimiento abandonando el partido y su escaño para sumarse a las filas populares tras más de un año conspirando contra Arrimadas.

La descomposición de Ciudadanos y la reconfiguración de la derecha

La situación de Ciudadanos es de descomposición. El caso de Murcia solo vuelve a evidenciar la falta de control interno del partido que tiene Arrimadas. Durante 2020 la batalla ha sido soterrada y la actual dirección, en la que Carlos Cuadrado ha jugado un papel fundamental, no ha sabido dotarse de unos cuadros afines a nivel territorial. Ese conflicto es el que ahora está explotando junto a un cúmulo de estrategias fallidas. El cambio de posición en Murcia, con un trasfondo de corrupción del PP, buscaba situar a Ciudadanos como un partido pequeño —situación electoral en la que se encuentra en la actualidad— pero bisagra. A esto se suma la OPA hostil que el PP le ha lanzado desde hace varias semanas —que ahora ya se ha convertido en un órdago e intento de aniquilación—. Por lo tanto, lo que realmente está buscando Ciudadanos es su propia supervivencia.

El bloque de la derecha está en reconfiguración desde las generales de noviembre de 2019. El resultado de Cataluña lo volvió a poner de manifiesto y los movimientos de estos días hay que entenderlos en esta clave. Si finalmente hay elecciones en la Comunidad de Madrid, Vox no tendrá tan fácil crecer como ya ha ocurrido en otros territorios, porque entre otros factores, Ayuso tiene una mayor competitividad frente a la derecha radical. No obstante, ambas formaciones van a intentar hacerse con la bolsa de votantes desencantados de Ciudadanos con el objetivo de ampliar su base electoral. Además, la formación naranja, tal y como muestran los sondeos publicados esta semana, podría tener muy difícil obtener representación.

En cuanto al PP a nivel nacional, el escenario para Pablo Casado sigue siendo complejo. Ha salvado el ejecutivo autonómico de Murcia pero va a perder el ayuntamiento de la capital de la Región. Si Ayuso mantiene el gobierno de Madrid, quien saldrá reforzada de esta situación será ella, quien busca consolidarse como referente del principal partido de la oposición frente a Pedro Sánchez. Si por el contrario acaban perdiendo el gobierno de Madrid, Casado tendrá muy difícil continuar.