¡Son las expectativas, estúpido!
No es el nivel de vida, infinitamente mejor ahora, sino de expectativas y de certezas. A la falta de seguridad se suma el hecho de empezar a asumir que no habrá una mejora, que muchos no disfrutarán del ascensor social, que la educación ya no garantiza no sufrir la precariedad, en definitiva, que vivirán con muchos más anhelos frustrados que sus padres.